sábado, 24 de mayo de 2014

Todo comenzó el  5 de enero hace trece años. Yo tenía cuatro años cuando esa noche fue mágica para mí ya que había crecido un poco más y me daba cuenta de lo que ocurría. Desde ahí para atrás sabía que los reyes magos venían cada año dejando regalos a los niños que se portaban bien pero nunca imaginé que me pasaría eso. Esa tarde era la cabalgata y salí con mis padres a verlos, yo estaba muy emocionada y a la vez nerviosa porque no sabía si me dejarían lo que yo había pedido. Cuando la cabalgata acabó fuimos a un bar a tomarnos algo y de repente entraron los tres reyes magos por la puerta. Nadie lo esperaba, todos los niños estaban sorprendidos menos yo, que me puse a llorar como una loca no sé si de la impresión que me dio tenerlos tan cerca o tal vez tenía miedo a que me llevaran con ellos…era una niña. Un rey mago me vio llorar y se acercó a mi, no recuerdo si era Melchor, Gaspar o Baltasar, lo que sí sé es que me abracé a mi padre y no miraba a nadie. El rey insistía hasta que finalmente me convencieron entre todos y más o menos se me pasó el llanto. Se sentó en una silla y yo con él en su rodilla. Sus dientes eran tan blancos como perlas y su barba tan larga y brillante como la crin de un caballo. Me preguntó si había sido buena durante todo el año y lo que había pedido, contesté que sí y que había pedido la caravana de Barbie y un juego para cocinar. Me pidió que le diera un beso y se lo di. Su cara era tan roja y fría como un helado de fresa, además me dijo que me fuera pronto a dormir y en seguida se lo comenté a mis padres. 
Los reyes magos se fueron y yo fui a casa tan contenta porque eso fue una experiencia única. Me fui a dormir pero antes le puse un vaso de leche a cada uno junto con un bombón y zanahorias para los camellos en una bandeja al lado de mi cama para que repusieran fuerzas porque esa noche sería intensa para ellos. A la mañana siguiente cuando abrí los ojos, había muchos regalos al lado de mi cama y todo lo que había puesto en la bandeja ya no estaba, fue algo mágico… abrí los regalos y estaba todo lo que yo había pedido con alguna cosita de más. Esa noche fue mágica para mí, un bonito recuerdo de la infancia que no se me olvidará nunca.

Bárbara García Alcalá. 1º bachillerato B

No hay comentarios:

Publicar un comentario