lunes, 27 de enero de 2020

El misterio y lo sobrenatural en las Leyendas de Bécquer

Lo misterioso y sobrenatural en "Las leyendas de Bécquer" está muy presente, ya que en dos de las tres leyendas leídas están caracterizadas con una muerte trágica, también se caracteriza por la ambición, la desconfianza, la valentía y el carácter de los personajes como el de Beatriz en "el Monte de las animas", Beatriz es la prima de Alonso (cazador), él estaba enamorado de Beatriz y viceversa.
Beatriz aceptó un joyel de Alonso, y ella aprovechándose del amor que Alfonso sentía hacia ella lo mandó al Monte de las Ánimas la noche de Todos los Santos (cuando Alfonso oyó eso se aterrorizó) y dijo:
Las ánimas del monte comenzarán ahora a levantar sus amarillentos cráneos de entre las malezas que cubren sus fosas… ¡las animas! Cuya sola vista puede helar de horror la sangre del más valiente, tornar sus cabellos blancos o arrebatarle en el torbellino de su fantástica carrera.


La leyenda del Monte de la Ánimas era la siguiente: el Monte de las ánimas pertenecía a los templarios (guerreros y religiosos a la vez). Conquistada Soria a los árabes, fueron al monte de las ánimas, pero no se acordaron de las fieras, aquello no fue una cacería fue una batalla espantosa al final quedaron juntos amigos y enemigos enterrados en un mismo atrio, desde entonces dicen que en la noche de difuntos las ánimas de los muertos corren entre las breñas como en una cacería.
Al igual que en esta leyenda, en la leyenda de "Maese Pérez, El organista" también transcurren sucesos sobrenaturales y extraños como cuando Maese Pérez murió justo después de que su antiguo órgano se rompiera.
Cuando Maese Pérez murió (tocando en la Misa del Gallo de cada año),  pasó un año y se volvió a hacer esta misa y trajeron a un nuevo organista que la gente no acepto y echó con ruidosos sonidos para no escuchar el órgano; transcurrió otro año  y volvió a convocarse la misma  misa en la que la hija de Maese Pérez (que iba a tocar el órgano en la misa de esa noche) le comentó a la abadesa del convento que tenía miedo de que algo sobrenatural ocurriera en la misa, porque la noche anterior fue al coro sola y a lo lejos vio una luz moribunda (la luz de la lampara del altar mayor) y vio un hombre que en silencio recorría con una mano las teclas del órgano mientras que con la otra tocaba sus registros
La misa comenzó y al mismo tiempo la hija de maese Pérez empezó a tocar . Mientras tocaba se escuchó un grito (suyo), todo el mundo miró hacia donde se escuchaba el grito y vio que el órgano se tocaba solo, cuando todo el mundo miro hacia allí la gente se preguntaba qué pasaba y la hija dijo: 
Eso no puede haberlo tocado el bisojo (organista del año anterior), mentira… Aquí hay busilis; y el busilis era en efecto ¡el alma de maese Pérez!

Por último, comentaré los hechos misteriosos y sobrenaturales de la leyenda "El Rayo De Luna". Esta leyenda nos quiere decir que perseguimos el amor durante nuestra vida y en muchas ocasiones nos decepcionamos siendo un sentimiento inexistente o irreal.
Esta leyenda trata sobre Manrique, un noble, distinto a los otros nobles. Él  amaba la soledad porque dando rienda suelta a su imaginación forjaba un mundo fantástico. Era de noche, una noche de verano, y con una luna blanca y serena en mitad del cielo azul y luminoso; Manrique fue a pasear pasando el puente del rio Duero, hasta que algo extraño pasó: en el fondo de la alameda vio una cosa blanca que flotó un momento y de repente desapareció en la oscuridad. Él pensó que era una mujer en ese sitio a esas horas de la noche, el empezó a seguirla, empezó a correr como loco por allí y por allá en busca de esa extraña mujer. A lo largo de la noche vio varias veces esa cosa blanca, a lo lejos vio una casa con la luz encendida a esas horas de la noche y decidió ir a verla por la mañana, pero allí solo vivía un señor que volvió de la guerra contra los moros.
Pasaron dos meses sin que el joven Manrique viera a su amada, por ello volvió al bosque una vez más a buscarla y esa misma noche se dio cuenta de que esa cosa blanca, ligera, flotante, había vuelto a brillar ante sus ojos, pero había brillado ante sus pies un instante era un rayo de luna que penetraba por entre la verde bóveda de arboles cuando el viento movía sus ramas.

Lucía Hernández 4º ESO A

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