sábado, 28 de marzo de 2020

La imagen de la mujer en las Leyendas de Bécquer

En este libro podemos encontrar tres leyendas, cada una de un tema diferente. A continuación voy a redactar un pequeño texto sobre como se refleja mi tema, la imagen de la mujer, en estas leyendas.

La primera se llama el Monte de la Ánimas, cuya leyenda está escrita en tercera persona y de drama terrorífico. Trata sobre un monte que está maldito ya que hubo una guerra y murió mucha gente ahí. Cada noche de difuntos, los muertos salen de sus tumbas. Hay dos protagonistas; Alonso y Beatriz. Bécquer tenía una idea de las mujeres reales muy negativa. Según él, Beatriz es una reencarnación del mal, es pasional y, a través de la manipulación y el engaño consigue sus propósitos, además provoca la muerte de Alonso.
Algunos de los fragmentos que he seleccionado han sido:
  • Dijo el clavando una mirada en la de su prima, que brilló como un relámpago, iluminada por un pensamiento diabólico.
  • La hermosa, con una radiante expresión de orgullo satisfecho que coloreó sus mejillas.

La segunda se llama Maese Pérez el organista. En esta leyenda el misterio gira en torno a la muerte de maese Pérez mientras estaba tocando el órgano en Nochebuena, en la misa del Gallo que se celebra en Santa Inés, Sevilla. Al año siguiente, llega el organista de San Román, al que todos consideran un mal músico, pero cuando empieza a tocarlo, el órgano suena igual que el de maese Pérez. Cuando termina, este hombre jura no volver a tocar ese instrumento. Al final, la historia que contaba su hija era verdad: su padre era el que tocaba el órgano,  estando muerto.
Para mí, esta leyenda no hace mucho hincapié en la imagen de la mujer, ya que abundan más las descripciones de lugares, espacios y personas, temas de religión, la vida después de la muerte, etc. Aunque he recopilado algunos fragmentos de la hija de maese Pérez asustada y triste tras la muerte de su padre:
  • Mientras su hija, arrodillada a sus pies, le llamaba en vano entre suspiros y sollozos.
  • El horror había helado la sangre de mis venas; sentía en mi cuerpo como un frío glacial, y en mis sienes, fuego… Entonces quise gritar, pero no pude. El hombre aquél había vuelto la cara y me había mirado…; digo mal, no me había mirado, porque era ciego… ¡Era mi padre!.


La tercera se lama el Rayo de la Luna. Trata de un solitario noble llamado Manrique que una noche se obsesiona con la visión de la orla de una mujer y a partir de ese momento va en su busca. 
Manrique describe a esa mujer como misteriosa, hermosa, de ojos azules y cabello oscuro y largo, alta, esbelta y la compara como un rayo de luna. Además la imagina con un vestido de pliegues de una tela diáfana y blanquecina, con el que va recorriendo la noche.
Algunos de los fragmentos son:
  • ¿Cómo serán sus ojos?… Deben ser azules, azules y húmedos como el cielo de la noche; me gustan tanto los ojos de ese color; son  tan expresivos, tan melancólicos, tan…
  • Tú eres joven, tú eres hermoso-le decía aquella;-¿por qué te consumes en la soledad? ¿Por qué no buscas una mujer a quien ames, y que amándote pueda hacerte feliz?
-¡El amor!… El amor es un rayo de luna- murmuraba el joven.


Daniela González 4º ESO A

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