sábado, 24 de mayo de 2014

El mes de Agosto del 2012 fui a pasar unos días con mi novio a un hotel que estaba al lado de la playa de Hawaii. Estaba muy contenta por el destino que había escogido ya que me parecía muy bonito por las fotos que me había enseñado la agencia de viajes y me parecía una experiencia irrepetible. 
La peor experiencia que pasé antes de llegar a la isla fue que nos tuvimos que montar en un avión. Yo nunca me había montado en un avión y estaba asustada por el hecho de no haber subido nunca a un avión. La azafata me vio mala cara y me intentó tranquilizar contando su experiencia que tenía en los aviones y que nada malo pasaría. Cuando ya pasaron unos minutos después del despegue yo ya estaba mas calmada y todo me pareció normal durante el vuelo ya que se me hizo muy ameno el viaje al lado de mi novio entre risas. Unas horas más tarde el avión aterrizó. Era un poco tarde así que decidimos ir para el hotel donde nos recibieron con coronas y collares de flores muy coloridas y nos fuimos a descansar ya que nos esperaban unos días muy buenos y preferimos descansar esa noche para el día siguiente disfrutar de la isla. 
Recuerdo que mi novio se levantó un poco antes que yo y me despertó para ver por el gran ventanal que había en la habitación cómo amanecía y el sol se dejaba ver al final del mar. Me pareció una imagen muy bonita y decimos echar unas fotos para no olvidar jamás ese momento. Después de vestirnos fuimos a desayunar donde nos encontramos mucha variedad de comida y frutas distintas a la que habitualmente comíamos en España. Una vez que terminamos de desayunar fuimos a bañarnos a la playa, las fotos que el de la agencia nos había enseñado eran completamente distintas a lo que en realidad era la playa; era mucho mas bonita de lo que vimos en aquellas fotos. La arena era muy fina y no había ni una sola piedra, era preciosa, el agua era tan clara que podía apreciar lo que había en el fondo, se veían muchos peces de colores  y vi uno que en especial me llamó la atención era de rayas de color azul y amarillo. Cuando empezó a atardecer decidimos dar un paseo por la playa y vimos muchas tiendas donde vendía preciosos collares, pulseras, anillos, ropa. Mi novio me compró una pulsera para el tobillo muy bonita y desde ese día la llevo puesta.
Hawaii me pareció un lugar especial que siempre lo recordaré y que me gustaría volver en un futuro.

Pilar Gómez 1º Bach B 

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