sábado, 24 de mayo de 2014

Perdida

Aún recuerdo la suave brisa del viento de Valencia, los pájaros canturreaban como si no hubiese mañana, al mismo tiempo que el sol brillaba escondido entre nubecillas blancas.
Aún recuerdo las olas de la playa mientras chocaban con los rompeolas y a mí, una niña inocente de tan solo siete años paseando por la orilla de ella.
Esta playa estaba totalmente llena de personas que estaban disfrutando como si fuesen niños pequeños.
Unos jugaban con niños a hacer castillos de arena, y otros, tomaban el sol.
Yo era una niña y aunque mi madre me había dicho que no me alejara, me fui a jugar  con unos cuatro niños a la arena de la playa, y allí estuve hasta que ellos se fueron, pero, de lo que no me había dado cuenta era de que me había alejado mucho de donde se encontraban mis padres.
Me sentí tan perdida que comencé a llorar y llorar intentado desesperadamente encontrar a mis padres.
Gracias a una mujer que se acercó a mi preocupada pude encontrar el lugar donde se encontraban.
De esto saqué, que puedes confiar en las personas que se preocupan por ti.

                                                         Elena Arias, 1º Bach A

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