Nunca olvidaré el olor de aquel verano, el olor de la naturaleza y lo maravillosa que puede llegar a ser. Desde aquel bonito día en el que me perdí en el campo y llegué a aquel lugar tan hermoso no paro de buscar el camino para volver a estar ahí, donde la naturaleza está más viva que nunca.
Un caluroso día de julio, mi familia tuvo la idea de irse al campo todos juntos a pasar el día, todos estaban entusiasmados menos yo, puesto que el campo estaba relacionado con toda clase de bichos e insectos que revoloteaban libremente y que, a mí personalmente, me causaban una extraña mezcla entre miedo y repugnancia. Después de varios intentos fallidos de no ir y quedarme en mi casa, todos nos montamos en el coche y fuimos camino a aquel lugar donde mi madre había pasado gran parte de su infancia y que, junto a mis tíos, tenía sus más bellos recuerdos.

Después de un tiempo observando la belleza de aquel increíble lugar decidí volver con mi familia. Durante el camino estuve pensando la manera para describir aquel hermoso paisaje y que todos lo pudieran observar, pero recapacité y pensé que aquel lugar estaba así porque aún nadie lo había descubierto, así que decidí mantenerlo en secreto para que nada de él fuera destruido y otra persona que se adentrase en él pudiera admirar la naturaleza, que en aquel lugar se encontraba más viva que nunca.
María Fuensanta García Fernández. 1º Bach. B
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