sábado, 24 de mayo de 2014

Pequeños objetos en un pequeño estómago

Hace no muchos años, en un pequeño pueblo de Sierra Mágina, una pequeña niña llamada Isabel estaba jugando enfrente de una moderna televisión. Esa niña tenía a su alrededor multitud de muñecas preciosas y relucientes, juguetes de todos los estilos y en particular, un duro. Su madre estaba limpiando y cuidando la casa a la vez que cuidaba de la pequeña. Su madre, que parecía tener un sexto sentido le dijo: "Isabel ten cuidado con el duro que voy un momento a la cocina" y la pequeña morena de ojos marrones haciéndole poco caso a su madre, debido a que tenía unos dos preciosos años, introdujo la moneda en un tono bronce en su pequeña boca poblada de diminutos dientes. 
Unos instantes después su madre volvió de la cocina y le preguntó: "¿ Isabel dónde está el duro?" y la graciosa chica en un tono bajo respondió a su madre: "uro aquí", señalándose la garganta. Su madre preocupada levantó a la pequeña del suelo e intentó recuperar el duro pero no pudo. La madre de la pequeña comunicó esto a la familia y a la niñera de su pequeña, para que no se asustaran pero lo tuvieran en cuenta, para recuperar el duro y salvar a la pequeña Isabel. Todos los días la persona encargada de cuidar de Isabel estaba pendiente de su apretado pañal en su culito, pero el duro no aparecía.
Un día cualquiera de estos tantos que transcurrieron, Isabel estaba en casa de su abuela materna que tenía una pequeña y acogedora tienda y mientras que María, que este era el nombre de su abuela, estaba atendiendo, la pequeña tan revoltosa como siempre fue a un patio interno y se tragó, ahora esta vez una bolita plateada con la que estaba jugando. Isabel siguió allí y su abuela no se percató de la aventura de la pequeña Isabel, por lo que eso solo lo "sabía" la traviesa. 
Su familia seguía pendiente de ella debido a que llevaba ya una semana con el duro y tres días con la bola "sorpresa" en su pequeño estómago. Finalmente un sábado de aquel mes tan preocupante, cuando Isabel estaba en casa de su abuela paterna, se produjo el momento que todos y en especial su madre llevaban esperando. Isabel la traviesa estaba jugando en el moderno sofá de su abuela, cuando esta se dispuso a cambiarle el pañal para darle de merendar. Cuando lo despegó de sus bonitas piernas, encontró la moneda y la bola lo que fue una gran sorpresa para ella y para toda la familia.


Isabel del Río Hervás 1º BACH A 

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