sábado, 24 de mayo de 2014

Recordando el mundial

Hace ya casi 4 años que ocurrió uno de los mejores momentos de mi vida. El once de julio de 2010, las 13:30 y yo salía desde el aeropuerto de Barcelona hacia  Johannesburgo, Sudráfrica. Me dirigía con mi padre allí solo por ver a La Roja jugar la final del mundial contra Holanda. Mi padre me regaló ese viaje porque sabía mi afán por el fútbol y más por mi selección.
Nos sentamos en nuestra grada correspondiente, bastante cerca del campo, por suerte. Al comenzar el partido todos los allí presentes gritábamos animando a nuestro equipo como locos, para que supieran que toda España estaba con ellos ese día y sobre todo para recordarles que eran grandes.
Fin de la segunda parte y aún iba 0-0, yo estaba muy nerviosa, como si me hubiera tomado treinta cafés, sin poder parar de mirar a los jugadores. Empezó la prórroga, todos mirábamos el juego cómo si nos fuera la vida en ello, y entonces, en el minuto ciento dieciséis, Iniesta marcó. El campo saltó, lloró, se abrazaron, se besaron y por supuesto se gritó el gol con más energía que nunca. Casillas levantó la copa con toda su fuerza. Al finalizar los jugadores se fueron hacia el vestuario y a mi padre se le ocurrió la idea de bajar a esperarlos al vestuario. Yo me negué ya que entrar al vestuario está prohibido y podíamos liarla, pero mi padre se coló y me estiró de tal forma que entré yo también.
Allí escondidos, viendo a los jugadores entrar felices se dejó ver mi torpeza…me escurrí con agua que había por el suelo y todos los jugadores se me quedaron mirando. Yo les dije que había sido un accidente y les rogué que por favor no llamaran a seguridad. Pero no se lo tomaron nada mal y al estar tan felices por su victoria solo me dijeron que no me preocupase. Yo, cada vez más feliz, los felicité por su gran logro y me lo agradecieron muy amablemente, se echaron fotos conmigo y lo mejor fue…que Villa, mi jugador favorito, ¡¡¡me regaló su camiseta!!! En ese momento era la persona más feliz del mundo había ganado mi equipo el mundial, lo había visto en directo, había conocido a todos los jugadores y sobre todo conocí a mi ídolo… ¿qué más se podía pedir?

 Rosalía Oya Montoro 1º Bach B

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