sábado, 24 de mayo de 2014

Sensaciones inolvidables


Aquella mañana me levanté entusiasmada, apenas había podido dormir pensando en el viaje que me esperaba. Lo habíamos planeado varias semanas atrás y durante todo ese tiempo mi mente no paró de inventarse mil y una aventuras sobre ese día.
Ahora llegado el momento estaba impaciente por ponerme en camino. Estaba todo preparado: la mochila, el agua, el bocadillo, e incluso la crema para el sol.
Cuando llegamos a la parada de autobús los padres hablaban de que éramos demasiado pequeños para ir solos de excursión. Hubo un momento en el que me invadió el miedo al pensar que mi madre podía arrepentirse al escuchar esos comentarios y llevarme de vuelta a casa.
¡Por fin nos pusimos en marcha! Tras una hora de viaje llegamos a nuestro destino: la granja escuela. Su ubicación era ideal, estaba rodeada de árboles de amplio ramaje, flores de un abrumador y dulce aroma, y pájaros que susurraban cantos melodiosos, los cuales se mezclaban con el sonido del fluir del agua de las numerosas fuentes que nos rodeaban.
Lo que más atrajo mi atención fue un pequeño caballo blanco cuyos largos crines plateados hacían cosquillas al viento.
En primer lugar hicimos la recogida de los huevos en un alborotado gallinero en el que volaban las plumas como si de un paisaje nevado se tratara. Más tarde alimentamos a varias ovejitas vestidas de suave algodón.
Varias niñas nos percatamos de que en las puerta de las cuadras de los caballos había mucha expectación, nos fuimos acercando y oímos que esperaban el nacimiento de un potrillo. Cuando conseguimos colarnos ya salían las patas alargadas y negras, en poco tiempo aterrizó contra el suelo del establo el recién nacido, tenía el pelaje marrón y las crines color azabache.
Al instante se puso de pie tambaleándose como una débil hoja, sus brillantes ojos admiraban su alrededor, caminó buscando el aliento de su madre, y mirándose de frente intentaron comprenderse el uno al otro.
Fue sobrecogedor, nunca olvidaré esa imagen ni ese maravilloso día en la granja escuela dónde me invadieron sensaciones indescriptibles.

Marina Valdivia Vico 1º Bachiller A

No hay comentarios:

Publicar un comentario