sábado, 24 de mayo de 2014

Sonido en el subconsciente

Mi tío abrió la puerta, y yo entré primero. Pude ver, al fondo de la habitación, cómo brillaba el cuerpo de una Fender Stratocaster negra. Me acerqué, y estando esta sobre un trípode, deslicé mi pequeña mano sobre las cuerdas.
En aquella habitación había dos guitarras eléctricas, una guitarra acústica, un bajo, un teclado, una batería, unas congas y todo lo relacionado con la música y la producción del sonido. Mi tío me llevó allí porque él tocaba en un grupo, y ese era el lugar donde ensayaban. Él tocaba el piano y la guitarra, en algunas canciones también cantaba. Sabía que a mí, por niño que fuera, me gustaba mucho la música, y quiso enseñarme los instrumentos.
Me quedé impresionado cuando allí entré. Yo tenía unos cinco o seis años y mis padres me solían regalar para mi cumpleaños instrumentos de juguete. Recuerdo que tuve una batería, la cual me encantaba tocar. Me regalaron dos guitarras, también un saxofón. Cuando pude observar de cerca aquellos instrumentos me sentí entusiasmado. Me senté y toqué la batería, las guitarras, todo. No me dejé nada sin probar y no quería irme de aquel fantástico lugar.
Desde entonces, cada día me apasiona más la música. La llevo dentro y la siento. Cuando tenía diez años mis padres me regalaron un saxofón, y yo empecé a tocar en la banda de música de mi pueblo, donde aún sigo. Hace unos cinco años, mi hermano me regaló una guitarra eléctrica y comencé a caminar y a introducirme cada vez más en la música. Después me compré otra guitarra eléctrica y todos los "artefactos" para que estas sonaran. Desde pequeño me encanta pasar por las tiendas de música y ver todos los instrumentos, pararme cuando estamos en alguna ciudad y contemplar a los músicos callejeros, y por supuesto, ir a los conciertos de mis grupos favoritos.
Conforme pasa el tiempo, aprendo algo nuevo sobre la guitarra y sobre la música en general. Mi hermano, pianista, también me ha enseñado mucho, y mis padres, que me animan y hacen que esto pueda continuar. Les tengo que dar las gracias a ellos por hacer que ahora tenga estos medios, y pueda seguir cada vez más, explorando cada rincón de ese mundo tan amplio llamado música, una gran pasión.
Al sentarme en mi habitación y coger la guitarra, antes de conectar al amplificador, deslizo mi mano sobre las cuerdas, y recuerdo el sonido de aquel día, en que mi tío me llevó al lugar donde ensayaban y rasgueé las cuerdas de la guitarra eléctrica.

Fran Sáez 1ºBACH A

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